LAS COINCIDENCIAS IMPERAN
La vida es inesperada, el proceso evolutivo es infinitamente complejo, los años que vive un hombre antes de ser deplorable transcurren rápidamente. Las horas que se dedican al trabajo son miles, las coincidencias los encuentros, la búsqueda, el clímax… El instante mismo en el que el entorno cambia y las consecuencias llegan a prolongarse; todo sea divino o un infierno es distinto a partir del deseo consciente de iniciar la aceptación de cada día con la mayor certeza posible. Prepararse para lo inesperado, descifrar el proceso evolutivo viviendo intensamente los años más lúcidos conviviendo con diversos elementos puede o no ser desgastante. Las coincidencias, los encuentros y el azar existen, y son momentos de poder impredecible, poco manejable y latente; esa singularidad se divierte con nosotros y tal vez nos hace lo que somos: actores, músicos, escritores, magos, gerentes, pordioseros, empleados, millonarios, políticos, negociadores, prodigios, jugadores, alcohólicos lo que sea… Las casualidades existen y son algo incontrolable, son los dados sobre la mesa, el golpe determinante de un balón contra el poste, dos minutos antes y dos después unidos por elementos inesperados, son muertes reales más adjudicables a la misma suerte que al motivo en si. Es improbable que se evite el azar sin saber de antemano la importancia del factor más determinante si este existe. La compleja maquinaria del azar es inaccesible de forma inmediata y también de forma compleja, es un buen secreto guardado, algo que por medio de determinada dinámica natural y poco sutil nos acerca y nos aleja de sueños y pesadillas Es poco probable que un nivel de consciencia pueda gozar de un control absoluto sobre todo lo que juega en este mundo o bien intentar ensayar el arte de predecir.